Caminaban con el sigilo de la sombra en el pasillo comercial. El medio día aceleraba las rutinas. El niño, con una mano se aferraba a la tía y con la otra a la madre.
Ambas jugaban a un coqueteo efímero, en su ensoñación de verse todavía bellas.
No hubo vitrina que no les proyectara esa nostalgia de los años en que ambas danzaban solteras por el centro comercial.
Sentado en un sofá de espera que interrumpía el caminar de los compradores, un hombre decidió no mirarlas. Así quiso llamar su atención. Miró al niño hasta tener los ojos de ellas sobre él.
No medió un, sigan princesas, ni un ¿todo eso es suyo? Ninguna palabra para comenzar cualquier contacto.
-Acá hay un peligro- le dijo la ceja de una de ellas a la otra. Inmediatamente, sin
mediar palabra, la otra agarró al niño y lo alzó en brazos.
Unas horas después, antes de la siesta del niño, se confirmaron el pálpito.
-¿Cierto que era un ladrón de bebés?
No hubo oportunidad para un nuevo amor, vencieron las sospechas.
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FIN
Por: Pipe Jiménez (1976)
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Foto de Snapwire
...mala,muy mala táctica si lo que quería era ligar...el amor y protección de "Madre",le gana a la coquetería de"Mujer Bella"...😉...y en este mundo en el que a la vuelta de la esquina puedes encontrar a un pedófilo...pues peor.